sábado, 5 de marzo de 2011

En 2011 igual que en 1931

Billy Wilder llevó a la gran pantalla Primera Plana en 1974. La película es una adaptación de la obra de teatro homónima que se estrenó en Brodway y que ya había sido llevada al cine en 1931 y 1940.

La película revela los entresijos de la profesión periodística desde un punto de vista crítico, ya que muestra la corrupción y las malas artes de los profesionales del Chicago Examiner, que permiten que un inocente siga en la cárcel para poder conseguir una exclusiva.

La historia, de comienzos del siglo XX, es la misma que vivimos en el 2011, la que nos han contado ya en otras cintas como El precio de la verdad: lo que importa es vender, da igual cómo.

Podría parecer que lo que nos cuentan Billy Wilder y Billy Ray es pura fantasía, pero nada más lejos de la realidad, es el pan nuestro de cada día. Este fin de semana nos enseñaban en La Noria qué hacer si quieres subir la audiencia: manipula las palabras de los demás. No es un hecho aislado. Libertad Digital colgaba la semana pasada un video de la intervención de Fernando Savater en Telecinco con el título “Personalmente me he divertido mucho con el terrorismo”, una frase sacada de contexto que no refleja realmente lo que el filósofo estaba contando durante su aparición televisiva.

Los menores son también un filón para los medios. El año pasado moría una niña en Canarias y la pareja de su madre aparecía en la “primera plana” de los diarios nacionales más importantes con titulares como “La mirada del asesino de una niña de tres años”. Marta del Castillo. En el 2009 todas las cadenas del panorama nacional luchaban por contar con cualquier persona del círculo cercano a Marta del Castillo y Miguel Carcaño sin importar que fuera o no menor. Rocío, la novia de Miguel por aquel entonces, hizo un tour por todos los programas habidos y por haber, que anunciaban a bombo y platillo la presencia de la joven. La condena, casi un año después, por explotar la imagen de la menor, fue ínfima en comparación con lo que ganaron las cadenas. El último ejemplo sonado ha sido la confesión de la mujer de Santiago del Valle en el Programa de Ana Rosa, envuelta en polémica después de que saltara la “noticia” de que habían secuestrado a una persona demente. Cualquier excusa es buena para tirarse los tratos y sacarle ventaja al rival, así que El Mundo ha abierto la veda y la reina de las mañanas ha tardado muy poco en pisar el palito. 

Películas como estas son un fiel reflejo del periodismo y con ellas vemos la cara y la cruz de esta profesión: por un lado se saca la moraleja de que la integridad periodística está por encima de todo y que al final esas cosas se pagan, pero por otro se pone de manifiesto que no aprendemos de los errores y que un siglo después seguimos actuando de la misma manera.

No hay comentarios:

Publicar un comentario