Pocos deportistas pueden presumir de haberse proclamado nueve veces campeones del mundo, y si hablamos del deporte español el dato suena más a chiste que a algo real.
Toni Bou ganó ayer por quinto año consecutivo el Campeonato del Mundo de Trial Indoor al alzarse con la victoria en la prueba celebrada en Madrid, algo que adquiere más importancia si tenemos en cuenta que todos los títulos los ha ganado de forma consecutivo y que los ha ido alternando con los campeonatos outdoor, los campeonatos de España y el Trial de las Naciones.
Ante esta hazaña era de esperar que los diarios deportivos le dedicaran un hueco en sus portadas y que los programas nocturnos de radio programaran especiales como hacen con otros deportistas, pero un breve de agencias en páginas interiores y una frase en los espacios audiovisuales son el máximo reconocimiento que van a alcanzar en la opinión pública.
El trial indoor, más que un deporte minoritario, es un deporte olvidado. Desde que hace aproximadamente una década, la época en la que triunfaban Albert Cabestany, Adam Raga y Dougie Lampkin y Toni Bou comenzaba a dar sus primeros pasos, dejaran de emitir las pruebas en el programa Estudio Estadio de La 2, su presencia en los espacios deportivos de la televisión es nula y hagan lo que hagan son casi invisibles para los aficionados.
Sin contratos ni sueldos millonarios, algunos deportistas se esfuerzan a diario por ser lo mejores en sus disciplinas. Los triunfos llegan, pero de cara a la galería no existen.
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