jueves, 3 de marzo de 2011

El espejo de su niñez



Sueños narra la historia de dos niños que pasan el rato en una azotea lanzando piedras a los coches que pasan, aunque el trasfondo del corto es mucho más que eso. Es una reflexión sobre la amistad, sobre los sentimientos encontrados que tiene un niño que se encuentra ante una situación así.

La situación transmite unos valores similares a los de Barrio, aunque con unos recursos más limitados y evidentemente, por la duración, con menor desarrollo, aunque en 10 minutos es una aproximación bastante buena de lo que vimos en 94 de las mano de León de Aranoa.

El director de este corto es Daniel Guzmán, que se ponía por segunda vez delante de una cámara y obtenía la aceptación de público y crítica al ganar el Goya al Mejor Cortometraje en 2003.

Los actores protagonistas, Adam Jeziersky y Adrián Gordillo, son ahora unos habituales de la ficción española y han participado en varios largometrajes, aunque por aquel entonces no habían comenzado su andadura en el mundo de la actuación. De hecho, y aunque parezca mentira, Sueños fue su primer contacto con las cámaras.

Con una bicicleta, un balón y un coche de policía, Guzmán consigue introducir al espectador en la historia y hasta hacer que empaticemos con los personajes sin decirnos siquiera su nombre. Una muestra de que con poco se puede hacer mucho y de que no son necesarios todos los efectos y recursos que utiliza el cine norteamericano para transmitir unos valores y sentimientos que marcaron su infancia.

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